La
torre
Una torre sólo es una torre
mientras no se derrumbe
porque entonces
se troca en una ruina
que sirve para hablar del
tiempo ido,
ese que fue mejor, según
creemos:
las glorias del pasado,
la juventud perdida…
¿Somos nosotros torres
que el tiempo desmorona,
que el rayo cruel derriba?
¿En cuántas ocasiones, torre
mía,
te has derrumbado? ¿Cuántas
noches,
tendida en las tinieblas,
tus piedras esparcidas
por el suelo pasaste sin
albañil
que volviera a erigirte?
Ya no puedes alzarte;
reptas, combates, llamas al
artífice
primero, el que te edificó
altivo contra el viento,
los cimientos de arena,
artilugio de cartón,
atrezo de teatro.
Detente, caminante; busca mi
nombre
entre las piedras llenas de
polvo.
Di quién fui, lo que soy
ahora
y duélete por ti, porque la
centella,
la bala de cañón, el
abandono o el olvido
te obligarán también a caer
sobre la tierra,
a ser polvo otra vez como
antes fuimos…
Traducción de Valeriano Pastore.
Imagen: Thomas Cole, Romantic Landscape with Ruined Tower, 1832-36.
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