Deus
otiosus
Imposible resulta
estremecerse
hoy ante la barbarie,
demasiado
lejos de mí sucede la
noticia.
A miles de kilómetros la
muerte
nunca es trágica sino
insustancial
reducto de la culpa, pues en
eso
parece consistir saberse
vivo.
Que mueran, que se maten
unos a otros
si eso es lo que ambicionan;
los demás,
espectadores, hombres
informados,
padezcan el hedor y
continúen
tomando algún partido, que
yo ahora
complacencia, no amor ni
tampoco odio,
conmigo mismo siento, como
un dios
que, retirado, viese en
muerte y vida
dos atributos más de su
molicie.
Imagen: Émile Bin, Un faune
surpris par des nymphes, 1870.
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