sábado, 30 de mayo de 2015

SALVATORE RACCIATTI










Solo hay una pregunta que quiero hacer al día,
un día como el de hoy, tranquilo, gris casi,
un día sin color como el presente:
un barco que navega a la deriva.
Una pregunta, solo una pregunta
sin luces y sin sombras, humilde
como un pastor antiguo,
como el árbol inmóvil sobre el cerro.
También podría ser que mi pregunta tenga
la hondura enorme de un tratado
acerca del principio de la vida
o el resplandor del sol que no se apaga.
¿Y si a nadie interesa mi pregunta?
Acaso nadie tenga una respuesta…
Ha venido la noche. Tengo hambre.
Es la hora de cenar y dispondré algo.
Después tú llegarás. Quizás me abraces 
o me hagas la pregunta o la respondas.
Tal vez tus labios digan nada, solo nada,
porque lo que se debe decir es el silencio.
Dejaré la cuestión para otro día.
Acaso la pregunta se me olvide.


Traducción de Alberto Russo.

Imagen: Joseph Bail, Far niente, 1893.


No hay comentarios:

Publicar un comentario