domingo, 30 de abril de 2017

MERCEDES SANDOVAL REVERTE










Génesis

                                                y le inspiró en el rostro aliento de vida
                                                Génesis, 2-7

Los labios silenciosos están ciegos
porque pierden la luz de la palabra,
pues las palabras crean cada día,
hacen visible el tiempo de las cosas.
Los labios ciegos, ciegos los oídos
y los ojos tan ciegos del que habita
en mundos abismales, silenciosos.
No hay árbol ni montaña ni alimento,
no hay manos que acaricien los sembrados
ni agua que la sed calme, solo olvido.

Levántate, me dije, pues la noche
y el silencio acabaron su regencia.
Es hora de salir al ancho mundo
para gritar tu nombre sin reposo,
con tu nombre de oriente al occidente
en mis labios, del alba hasta el ocaso.
A la espuma del mar diré tu nombre,
diré tu nombre a la hoja que germina,
a los cerrados huertos y a sus frutos,
al oro de los surcos en verano,
al barbecho que duerme en el invierno
y a las aves que emulan a los ángeles.

Ni el viento ni la lluvia ni los montes,
ni el valle nemoroso ni los ríos,
ni el hombre que trabaja ni el que huelga,
ni aquellos que reposan en la tierra
olvidarán las letras de tu nombre
que saldrán de mis labios como un himno.
Y cada día, amor, diré tu nombre
con fuerza perdurable, eternamente
el aliento que sale de mi boca
te guiará de la nada hasta mis brazos.



Imagen: Henri Fantin Latour, L'Aurore et la Nuit, 1894.



viernes, 28 de abril de 2017

SALVATORE RACCIATTI










Cuatro estaciones

El invierno glacial y oscuro
se va a otra tierra.
Los pájaros están dormidos
y trabajo le cuesta aún al día
abrir su puerta.
Deja escrito en su carta
que ya no volverá hasta dentro de unos meses.
La verdad es que el invierno me gusta:
podemos abrazarnos
un poco o un mucho
para que el frío
no nos derrote.
Pero también me gusta Abril
y mayo colorado y verde:
los pájaros volando por el cielo,
tú y yo de rama en rama,
por los aleros, en la orilla del aire.
Y luego está lo de tus ojos:
los caminos que llevan al verano
y sobre la colina el escenario
donde el otoño afina sus violines.
Cuatro estaciones tú.
Tú cerca y lejos. Tú abajo y arriba.
Y yo buscando siempre
el modo de alcanzarte.



Imagen: Hyacinte Collin de Vermont, Alegorías de las cuatro estaciones.



miércoles, 26 de abril de 2017

EMILY DICKINSON










Saboreo un licor como nunca lo hicieron:
en los jarros con perlas es servido.
Ni con todas las tinas del Rin
podrá lograrse alcohol parecido.

Estoy ebria de aire,
bebida de rocío, y voy con pie inseguro,
en estos largos días del verano
por posadas de azul fundido y puro.

Cuando los dueños echen la abeja que a la puerta
de alguna digital parece adormecida,
cuando las mariposas a su licor renuncien,
yo querré más bebida.

Hasta que agiten ángeles sus sombreros de nieve
y los santos acudan corriendo a la ventana,
para ver, pequeñita, a la beoda
que en los rayos del Sol se está apoyada.



Traducción de Mariá Manent.


Imagen: Maximilian Lenz , Frühlingsreigen, 1913.



domingo, 23 de abril de 2017

MERCEDES SANDOVAL REVERTE










Agosto

La vida se me va tras de la luz
de agosto con sus flores deslucidas.
El canto de los pájaros resuena
igual que una navaja en la disputa
que allá en lo más profundo me lastima.
Como también laceran tus palabras
mi ardiente corazón, pero su fuego
jamás lo apagará la muerte fría.



Imagen: Jacek Malczewski, La tormenta de polvo, 1893.



viernes, 21 de abril de 2017

WISLAWA SZYMBORSKA










Posibilidades

Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del Warta.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener a la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
Prefiero en el amor los aniversarios no exactos
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras tampoco mencionadas.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo insectil al estelar.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que el ser tiene su razón.



Versión de Gerardo Beltrán.



Imagen:  Meredith Frampton, A game of patience by Meredith Frampton, 1937.