sábado, 23 de mayo de 2015

DANUT DALCA










Je suis un poète maudit

(Advertencia:
El hecho de crear es un misterio,
un don que rara vez los dioses conceden;
no puedo ser por tanto responsable de mis actos
y menos todavía de mis palabras.)

Siempre he sido lector de poetas de segunda,
tercera o cuarta fila, de ese modo
me creía capaz de igualarlos, incluso
capaz de superarlos. Pero me he dado cuenta
de que no soy poeta, ni siquiera
de quinta o sexta fila porque si lo fuese,
y de primera, ahora mismo
estarían llamando a mi puerta los editores
o llamando al teléfono, aunque
no lo tenga y no tenga puerta tampoco donde
llamar porque no tengo casa
y vivo donde puedo, a la intemperie,
puesto que no me dejan las leyes de este mundo
vivir donde yo quiero y decir aquellas cosas
que llegan a mi pluma no sé de qué manera,
y que dicen que son peligrosas para
el normal desarrollo de una sociedad democrática.
Por ejemplo, que yo soy el centro del mundo,
que en la casa de Dios se come solo
pan blanco y que jamás desafinan
los violines de otoño aunque no llueva;
que la aurora es la líder indiscutible en la lucha
librada día a día contra las tinieblas
de la noche. Que siempre es tarde aunque la dicha
sea buena pues somos inmortales
y que, por consiguiente, el sistema de pensiones corre peligro.


Traducción de Daniel Ortega.

Imagen: Gustave Courbet, Portait de Baudelaire, 1848-1849.


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