miércoles, 30 de septiembre de 2015

ZAN BAI










Qué pronto se oscurece el cielo.
Cada día que pasa la luz es más breve.
Esta tarde las nubes cruzaban las montañas
como cien mil jinetes de un ejército
vestidos con sus negras armaduras
dispuestos al ataque.
Comienzan a caer las primeras gotas;
oigo sobre el tejado su redoble.
Otra vez el otoño llama a mi puerta.
Otra vez está aquí, de nuevo ha vuelto
ese viejo llorón, ese mendigo
que llega año tras año suplicando
alojamiento en tanto roba
de mi jardín las más hermosas flores.
Pero mi corazón es insensible.
“No te abriré esta noche”, le digo. “Estoy dormida
y no despertaré hasta la primavera”.


Traducción de Ovidio Fierro.

Imagen: Jules Bastien Lepage, Le mendiant, 1880.


martes, 29 de septiembre de 2015

ÁNGEL DE SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS










Al faro de Malta

Envuelve al mundo extenso triste noche;
ronco huracán y borrascosas nubes
confunden, y tinieblas impalpables,
el cielo, el mar, la tierra:

y tú invisible, te alzas, en tu frente
ostentando de fuego una corona,
cual rey del caos, que refleja y arde
con luz de paz y vida.

En vano, ronco, el mar alza sus montes
y revienta a tus pies, do, rebramante,
creciendo en blanca espuma, esconde y borra
el abrigo del puerto:

tú, con lengua de fuego, «Aquí está.., dices,
sin voz hablando al tímido piloto,
que como a numen bienhechor te adora
y en ti los ojos clava.

Tiende, apacible noche, el manto rico,
que céfiro amoroso desenrolla;
recamado de estrellas y luceros,
por él rueda la luna;

y entonces tú, de niebla vaporosa
vestido, dejas ver en formas vagas
tu cuerpo colosal, y tu diadema
arde al par de los astros.

Duerme tranquilo el mar; pérfido, esconde
rocas aleves, áridos escollos;
falsos señuelos son; lejanas cumbres
engañan a las naves.

Mas tú, cuyo esplendor todo lo ofusca,
tú, cuya inmoble posición indica
el trono de un monarca, eres su norte;
les adviertes su engaño.

Así de la razón arde la antorcha,
en medio del furor de las pasiones;
o de aleves halagos de fortuna,
a los ojos del alma.

Desque refugio de la airada suerte,
en esta escasa tierra que presides,
y grato albergue, el Cielo bondadoso
me concedió, propicio;

ni una vez sola a mis pesares busco
dulce olvido, del sueño entre los brazos,
sin saludarte, y sin tomar los ojos
a tu espléndida frente.

¡Cuántos, ay, desde el seno de los mares
al par los tomarán!... Tras larga ausencia,
unos, que vuelven a su patria amada,
a sus hijos y esposa.

Otros, prófugos, pobres, perseguidos,
que asilo buscan, cual busqué, lejano,
y a quienes que lo hallaron tu luz dice,
hospitalaria estrella.

Arde, y sirve de norte a los bajeles
que de mi patria, aunque de tarde en tarde,
me traen nuevas amargas y renglones
con lágrimas escritos.

Cuando la vez primera deslumbraste
mis afligidos ojos, ¡cuál mi pecho,
destrozado y hundido en amargura.
palpitó venturoso!

Del Lacio, moribundo, las riberas
huyendo, inhospitables, contrastado
del viento y mar entre ásperos bajíos.
vi tu lumbre divina:

viéronla como yo los marineros,
y, olvidando los votos y plegarias
que en las sordas tinieblas se perdían.
«¡Malta, Malta!», gritaron;

y fuiste a nuestros ojos aureola
que orna la frente de la santa imagen
en quien busca afanoso peregrino
la salud y el consuelo.

Jamás te olvidaré, jamás... Tan sólo
trocara tu esplendor, sin olvidarlo,
rey de la noche, y de tu excelsa cumbre
la benéfica llama,

por la llama y los fúlgidos destellos
que lanza, reflejando al sol naciente,
el arcángel dorado que corona
de Córdoba la torre.


Imagen: Ivan Aivazovsky, Faro de Nápoles,  1842.



lunes, 28 de septiembre de 2015

BLANCA SORIA










Como la luna

Mi corazón a veces es igual que la luna,
tan redondo y brillante en medio de la noche.
En otras ocasiones se adelgaza y se torna
un breve hilo en la altura. Pero de vez en cuando,
como la luna suele, se va, desaparece.
¿Dónde irá el corazón cuando abandona el cielo?


Imagen: Andrew Wyeth, Moon madness, 1982.



domingo, 27 de septiembre de 2015

MERCEDES SANDOVAL REVERTE










Febrero

Peregrina sin rumbo, entre tinieblas,
deambulo por las sendas de la vida
perdido el arcoíris delicado
que matiza las flores de mi huerto.



Imagen: Louise Abbéma, Femme élégante sur un hiver.