jueves, 14 de mayo de 2015

DANUT DALCA










Me voy a Islandia

Ayer llamé a la puerta de los cielos
pues había quedado con Dios Hijo
para tomar café tras la comida
y poder conversar como otras veces
de todo lo divino y de lo humano.
Mas San Pedro me dijo pesaroso:
“El Señor hoy no está y tal vez no venga:
el martes decidió explorar Islandia”,
y, poniendo semblante de hombre culto,
por si no lo sabía, aclaró luego:
“La Tule que llamaban los antiguos”,
y prosiguió después con su relato:
“Ya sabes que le gusta andar sobre las aguas,
mas Iceland”, dijo así, en inglés, “se halla
lejos, y andar por esos mares
fatiga: descender y subir ola tras ola,
tanta espuma en los pies cosquilleando,
tener que sortear los temporales…
Menos mal que piratas ya no quedan”.
Suspiró en tanto hacía una cesura.
“Islandia le salió a trasmano
cuando creaba el mundo y separaba
las aguas de debajo de los cielos
de lo seco, es decir, de lo que llamó tierra…
Pues tuvo la ocurrencia de decirnos
que aún no conocía esas regiones
y el martes emprendió esta nueva andanza.”
Entonces acercó su boca hasta mi oído
con el fin de contar su confidencia:
“Nos hemos enterado que le gusta
jugar con los volcanes y los géiser.”


Traducción de Daniel Ortega.

Imagen: Frederik Theodor Kloss, Store Geysir på Island under eruptionen i året 1834, 1835.




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