Johann Emanuel Bremer ha
cruzado.
Los álamos custodian la
cancela
y el horizonte hienden los
contornos
de una ciudad que es símbolo
de Cristo.
La inmensidad imagen y
promesa
es de auténtica vida, el
huerto en cambio
delimita la muerte
cotidiana.
No es titánico reto
conseguir
pureza en la mirada; con
mirar
basta –pocos lo saben hasta
ahora-,
pues el espectador y no la
anécdota
refleja el arte siempre que
es honesto.
La muerte y la esperanza
mira Friedrich
y en la Naturaleza se
sublima
la quimera de todo hombre.
Paisaje,
obra, verdad, belleza son
apenas
unas cuantas ficciones de sí
mismo.
Caspar David Friedrich, In memoriam Johann Emanuel Bremer, 1817.
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