domingo, 10 de mayo de 2015

STUART LOUGHTY










Visitor to a Moonlit Churchyard.  Un cuadro de Philip James de Loutherbourg

Hasta aquí llega el fin del mundo,
acaba todo en esta piedra carcomida
con su inscripción borrosa.
Duerme aquí el caballero, la esposa y el hijo
unidos para nunca por el abrazo
cariñoso y leal de la muerte.
Más allá de la piedra solo la oscuridad, la nada.

Puedes acariciar la piedra:
no respira (tampoco los que debajo duermen)
y no puede narrarte el cuento de sus días,
las palabras dichas, el amor profesado,
las lágrimas amargas ni el ambicioso sueño.
El honor adquirido, la cobardía,
la inanidad, son menos que polvo ahora.
Las piedras tienen labios de piedra,
no cantan, no aconsejan, nada dicen,
se sienten orgullosas
de ser las puertas de la nada.

Cuando alguien muere el mundo acaba
sin que los cataclismos se sucedan,
sin un apocalipsis terrible,
sin aquella ramera de Babilonia
que la cabeza hará perder a los tristes.
Nos afanamos por construir un mundo
que se esfuma contigo luego.
Es preciso morir para darse cuenta
de que cualquier esfuerzo ha sido vano.

Estoy ante la piedra. He llegado
al fin de mi camino.
Sólo debo gritar: ¡Ábrete Sésamo!,
y la puerta de roca se abrirá
para dejarme paso;
el lecho preparado con sábanas limpias.
Sólo hay que reclinarse, cerrar los ojos,
buscar la fórmula del sueño.
No se precisa nada más.

Recuerda que no debes hacer el equipaje.
No lo precisarás si resucitas.


Traducción de Valeriano Pastore.

Imagen: Philip James de Loutherbourg, Visitor to a Moonlit Churchyard, 1790.

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