domingo, 3 de mayo de 2015

MERCEDES SANDOVAL REVERTE






Sin lágrimas que laven mi pecado,
el seco corazón entre los labios,
regreso con el alma dolorida
dispuesta a que tu mano milagrosa
le devuelva el color, la lozanía.

A bosques donde paces sin que el miedo
al dardo del montero te atormente,
a las umbrosas selvas donde habitas,
desciendo como el agua, gota a gota,
de forma interminable, en tu clepsidra.

¿Habré de soportar tanta demora,
aún no cicatriza aquella herida?

Sentada entre las brumas del insomnio
aguardo a que despierte un nuevo día.


Imagen: Caspar David Friedrich, Gartenterrasse, 1812.



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