Dicen que no hablan las
plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores,
ni con su brillo los astros,
lo dicen, pero no es cierto,
pues siempre cuando yo paso,
de mí murmuran y exclaman:
—Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de
la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien
pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que
cubre la escarcha el prado.
—Hay canas en mi cabeza, hay
en los prados escarcha,
mas yo prosigo soñando,
pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de
la vida que se apaga
y la perenne frescura de los
campos y las almas,
aunque los unos se agostan y
aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores,
no murmuréis de mis sueños,
sin ellos, ¿cómo admiraros
ni cómo vivir sin ellos?
Imagen: Thomas Wilmer Dewing, Poppies and Italian Mignotte, hacia 1891.
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