martes, 26 de enero de 2016

AURELIO DALMAZZO










Cuando llegue el verano y el cielo
golpee los tejados y las calles
con su invisible puño ardiente, cuando
llegue el verano y caigan abrasadas
las rosas como el Ícaro que cuentan
los cuentos olvidados, cuando llegue
el verano y el árbol que susurra
en la colina, allá donde hace poco
estuvimos buscando lo perdido;
cuando llegue el verano y los lugares
que cuelgan de una rama en la memoria
se acerquen a la cama en que reposas
y encuentren el sudor de la desidia,
entonces, solo entonces
sabrás que nunca te busqué, que nunca
nos despertamos de ese sueño
en el que con ojos entornados
seguíamos el vuelo de las nubes.


Traducción de Alberto Russo.

Imagen: Henri Martin, Le bassin en été.


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