lunes, 11 de enero de 2016

LUIS MARTÍN DE LA PLAZA










Cuando a su dulce olvido me convida
la noche y en sus faldas me adormece,
entre el sueño la imagen me aparece
de aquélla que fue sueño en esta vida.

Yo, sin temor que su desdén lo impida,
los brazos tiendo al bien que se me ofrece,
mas ella (sombra al fin) se desvanece
y abrazo el aire donde está escondida.

Así, burlado digo «¡Ah, falso engaño
de aquella ingrata que mi mal procura,
tente, aguarda, lisonja de tormento!».

Mas ella, en tanto, por la noche oscura
huye, corro tras ella. ¡Oh caso extraño,
que pretendo alcanzar, que sigo al viento!




Imagen: Evelyn de Morgan, Night and Sleep, 1878.




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