Cuando a su dulce olvido me
convida
la noche y en sus faldas me
adormece,
entre el sueño la imagen me
aparece
de aquélla que fue sueño en
esta vida.
Yo, sin temor que su desdén
lo impida,
los brazos tiendo al bien
que se me ofrece,
mas ella (sombra al fin) se
desvanece
y abrazo el aire donde está
escondida.
Así, burlado digo «¡Ah,
falso engaño
de aquella ingrata que mi
mal procura,
tente, aguarda, lisonja de
tormento!».
Mas ella, en tanto, por la
noche oscura
huye, corro tras ella. ¡Oh
caso extraño,
que pretendo alcanzar, que
sigo al viento!
Imagen: Evelyn de Morgan, Night and Sleep, 1878.
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