Deprecación
A veces el tictac del reloj
suena
dentro de mi cabeza como
maza
del herrero que forja los
instantes,
un corazón mecánico que
nunca
agota su malévolo latido.
¿Se puede detener esta
crecida,
este clamor atroz que me
derruye?
Cuando acerco las manos a mi
frente
para cerrar su puerta, entre
los dedos
se me escapa, punzándome los
ojos,
sellándome los párpados del
alma.
Descubro las raíces de la
noche
cuando alzo la cabeza y
busco el día,
y siento que las sombras
cual ratones
mordisquean el sol que se me
niega.
Imagen: Giovanni Segantini, Le cattive madri, 1894.
No hay comentarios:
Publicar un comentario