Alcanzar las alturas del
Cielo. ¿Dónde
está el camino? ¿Dónde la
inmensa montaña
que acaricie el umbral de su
puerta?
¿Dónde el ave que pueda
llevarme en su lomo
a aquella altura
inmensurable?
Aquí no hay nada. Nada al
Norte y al Sur.
Tampoco en lo más hondo del
Gran Río
encontraremos algo. La
felicidad en el Cielo
y la infelicidad en la
tierra,
en el angosto pecho de las
cosas.
Acaso se halle solo en mi
corazón,
en esta tierra yerma que es
mi alma,
puesto que el pino agita sus
ramas en la tormenta
y no llora, y la piedra
permanece inmóvil sin quejarse.
El río sigue su camino
incansable mientras canta.
Traducción de Ovidio Fierro.
Imagen: Eustache Le Sueur,
El rapto de Ganimedes, hacia 1640.
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