A
la rosa
Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿cómo naces tan llena de
alegría
si sabes que la edad que te
da el cielo
es apenas un breve y veloz
vuelo?
y no valdrán las puntas de
tu rama,
ni tu púrpura hermosa
a detener un punto
la ejecución del hado
presurosa.
El mismo cerco alado,
que estoy viendo riente,
ya temo amortiguado,
presto despojo de la llama
ardiente.
Para las hojas de tu crespo
seno
te dio Amor de sus alas
blandas plumas,
y oro en su cabello dio a tu
frente.
¡Oh fiel imagen suya
peregrina!
Bañóte en su color sangre
divina
de la deidad que dieron las
espumas;
¿y esto, pupúrea flor, y
esto no pudo
hacer menos violento el rayo
agudo?
Róbate en una hora,
róbate silencioso su
ardimiento
el color y el aliento;
tiendes aún no las alas
abrasadas
y ya vuelan al suelo
desmayadas.
Tan cerca, tan unida
está al morir tu vida,
que dudo si en sus lágrimas
la Aurora
mustia, tu nacimiento o
muerte llora.
Imagen: Martin Johnson Heade, Red Rose With Ruby Throat.
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