viernes, 1 de enero de 2016

SAMUEL TAYLOR COLERIDGE










Canción de la Glicina

Vi una saeta de sol
que descendía del cielo
a la tierra, y suspendido
del rayo de sol vi un pájaro
temerario, ¡dulce pájaro,
víctima de algún hechizo!

Bajaba y subía, en vueltas
volaba dentro del rayo
de niebla llena de sol
con sus ojillos de fuego
y su hermoso pico de oro,
¡pajarillo de amatista!

Y así cantaba: ¡Adiós, ay!
¡Adiós! Los sueños del amor
rara vez son verdaderos;
se marchitan los capullos
y las rutilantes gotas
de rocío se evaporan.

¡Oh suave mes de mayo,
ya tenemos que partir!
¡Partiremos lejos, lejos,
y partiremos hoy mismo!


Traducción de Ramón Sangenís.

Imagen: Pedro Blanes Viale, Las glicinas, 1923.


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