Canción de la Glicina
Vi una saeta de sol
que descendía del cielo
a la tierra, y suspendido
del rayo de sol vi un pájaro
temerario, ¡dulce pájaro,
víctima de algún hechizo!
Bajaba y subía, en vueltas
volaba dentro del rayo
de niebla llena de sol
con sus ojillos de fuego
y su hermoso pico de oro,
¡pajarillo de amatista!
Y así cantaba: ¡Adiós, ay!
¡Adiós! Los sueños del amor
rara vez son verdaderos;
se marchitan los capullos
y las rutilantes gotas
de rocío se evaporan.
¡Oh suave mes de mayo,
ya tenemos que partir!
¡Partiremos lejos, lejos,
y partiremos hoy mismo!
Traducción de Ramón
Sangenís.
Imagen: Pedro Blanes Viale,
Las glicinas, 1923.
No hay comentarios:
Publicar un comentario