El
mundo por un agujero
Hice en mí un agujero, en el
costado,
para que el corazón mirara
el mundo.
Vio la rama florida del
almendro
en febrero, las huellas que
dejase
el pájaro en la nieve, el
día niño,
recién nacido, sus rosados
dedos
rozando los baladres de la
rambla,
las islas que florecen por
la noche.
Vio los montes, la sombra,
las canciones
del mar que no descansa, la
furiosa
dentellada del rayo en la
tormenta,
el galopar del tiempo en sus
mejillas,
la mano del sicario y su
perfume
de invierno sigiloso que
congela,
la raída tristeza del que
aguarda,
el humo entre los brazos del
amante…
Luego cerró los ojos. “Lo de
siempre”,
dijo antes de dormirse en mi
regazo.
“Pero las nubes siguen su
camino
y a lo mejor mañana llueve.”
Imagen: Filippo Palizzi,
Fanciulla sulla roccia a Sorrento, 1871.
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