No
es hora de escribir este poema
El gallo se ha dormido.
El día se despoja de sus
gafas,
los ojos se le entornan y
suspira.
Se difumina el monte más
allá
del final de la calle.
Un monte es un camino
para alcanzar el cielo
y la tarde es igual que una
casa
que cierra precavida la
puerta
temiendo a los ladrones.
No es hora de escribir este
poema.
Es hora de dejar que tus
abrazos
se anuden a mi cuello y me
sonrías.
Y que sea después lo que
Dios quiera.
Traducción de Alberto Russo.
Imagen: Pablo Picasso,
Azoteas de Barcelona, 1896.
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