Detente, sombra
de mi bien esquivo,
imagen del
hechizo que más quiero,
bella ilusión
por quien alegre muero,
dulce ficción
por quien penosa vivo.
Si al imán de
tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho
de obediente acero,
¿para qué me
enamoras lisonjero
si has de
burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no
puedes, satisfecho,
de que triunfa
de mí tu tiranía:
que aunque dejas
burlado el lazo estrecho
que tu forma
fantástica ceñía,
poco importa
burlar brazos y pecho
si te labra
prisión mi fantasía.
Imagen: William
Bouguereau , Jeune fille se défendant contre Éros, 1880.
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