El
domingo pasado
Hoy hace una semana
justamente
de Dios sabe qué siglo que
mi abuelo
miraba ir y venir como unas
tontas las gallinas
en un corral ajeno de su
aldea,
mientras se reprochaba no
tener a mano
una buena escopeta de
cartuchos.
Hace una semana
de este siglo pasado que mi
padre
descendía del tren que lo
dejaba
en la ciudad desconocida
donde luego nací por
accidente.
Puedo decir sin miedo a
equivocarme
que nunca tuvo suerte mi
familia.
Estamos en otoño. Ni una
nube
ensucia el firmamento del
domingo
y “yo” es una palabra de
otra lengua
que nunca encontraré en el
diccionario,
pues hace siete días
justamente
se fue mi corazón y aún no
ha vuelto.
Mas no sé si deseo que
regrese.
Traducción de Estanislao
Górriz.
Imagen: Alonso Cano, Ego
dormio, et cor meum vigilat, 1628-29.