A
don Fernando de Saavedra
Mira con cuánta prisa se
desvía
de nosotros el sol al mar
vecino,
y aprovecha, Fernando, en tu
camino
la luz pequeña deste breve
día,
Antes que en tenebrosa noche
fría
pierdas la senda y de
buscarla el tino,
y aventurado en manos del
destino
vagues errando por incierta
vía.
Hágante ajenos casos
enseñado,
y el miserable fin de tantos
pueda
con fuerte ejemplo apercibir
tu olvido.
Larga carrera, plazo limitado
tienes, veloz el tiempo
corre, y queda
sólo el dolor de haberlo mal
perdido.
Imagen: Giorgio de Chirico,
El enigma de la hora, 1910-1911.
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