Saboreo un licor como nunca
lo hicieron:
en los jarros con perlas es
servido.
Ni con todas las tinas del
Rin
podrá lograrse alcohol
parecido.
Estoy ebria de aire,
bebida de rocío, y voy con
pie inseguro,
en estos largos días del
verano
por posadas de azul fundido
y puro.
Cuando los dueños echen la
abeja que a la puerta
de alguna digital parece
adormecida,
cuando las mariposas a su
licor renuncien,
yo querré más bebida.
Hasta que agiten ángeles sus
sombreros de nieve
y los santos acudan
corriendo a la ventana,
para ver, pequeñita, a la
beoda
que en los rayos del Sol se
está apoyada.
Traducción de Mariá Manent.
Imagen: Maximilian Lenz , Frühlingsreigen,
1913.
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