miércoles, 26 de abril de 2017

EMILY DICKINSON










Saboreo un licor como nunca lo hicieron:
en los jarros con perlas es servido.
Ni con todas las tinas del Rin
podrá lograrse alcohol parecido.

Estoy ebria de aire,
bebida de rocío, y voy con pie inseguro,
en estos largos días del verano
por posadas de azul fundido y puro.

Cuando los dueños echen la abeja que a la puerta
de alguna digital parece adormecida,
cuando las mariposas a su licor renuncien,
yo querré más bebida.

Hasta que agiten ángeles sus sombreros de nieve
y los santos acudan corriendo a la ventana,
para ver, pequeñita, a la beoda
que en los rayos del Sol se está apoyada.



Traducción de Mariá Manent.


Imagen: Maximilian Lenz , Frühlingsreigen, 1913.



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