lunes, 21 de septiembre de 2015

WANG JIAN










A pesar del invierno el río se desliza
igual que una serpiente por el fondo del valle.
Todavía es temprano y la escarcha
cubre la hierba muerta con un sudario.
Nada se mueve, nada interrumpe
la voz sin fin del agua. Un río
es como el hombre. Corre, se agita,
combate, grita, canta, calla, reza.
A veces la ira lo desborda
y ruge y odia y asesina.
Desde la altura veo su camino.
Allí, cuando la luz lo descubre, brilla
y se pierde al llegar al confín del horizonte.
¿Se pierde? ¿Dónde va?
Indiferente al frío, al hielo, a las rocas
que quieren impedir su viaje,
como yo, se apresura hacia lo ignoto.


Traducción de Ovidio Fierro.

Imagen:  Anónimo, Paisaje con un dibujante, hacia 1600.



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