¡Puro elemento de las aguas!
Donde
abandonas tu albergue
subterráneo,
la verde hierba y las
brillantes flores
cobran vida y animan tu
cortejo.
En la estación del año
soleada,
raudos insectos
brillan, persiguiéndote.
Mas si tu gracia falta, gime
el bosque,
y ciervo y cierva y cazador,
exhaustos,
a un tiempo caen. Tu benigno
influjo
obra también en el turbado
espíritu,
y quizás en el centro de la
tierra,
en la entraña de mármol
donde lloran
torturados espíritus la
gracia
y la bondad perdidas, tus
murmullos
apaciguan su angustia, y tus
canciones
con las suyas tan dulces se
confunden.
Traducción de Ramón de
Sangenís.
Imagen: Franz Xaver Hoch, Arroyo
de motaña en la nieve. 1912.
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