miércoles, 30 de septiembre de 2015

ZAN BAI










Qué pronto se oscurece el cielo.
Cada día que pasa la luz es más breve.
Esta tarde las nubes cruzaban las montañas
como cien mil jinetes de un ejército
vestidos con sus negras armaduras
dispuestos al ataque.
Comienzan a caer las primeras gotas;
oigo sobre el tejado su redoble.
Otra vez el otoño llama a mi puerta.
Otra vez está aquí, de nuevo ha vuelto
ese viejo llorón, ese mendigo
que llega año tras año suplicando
alojamiento en tanto roba
de mi jardín las más hermosas flores.
Pero mi corazón es insensible.
“No te abriré esta noche”, le digo. “Estoy dormida
y no despertaré hasta la primavera”.


Traducción de Ovidio Fierro.

Imagen: Jules Bastien Lepage, Le mendiant, 1880.


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