Donde
acaba el horizonte
Creí ver el océano a lo
lejos,
más allá, donde acaba el
horizonte,
allí de donde vienen las
quimeras,
fantasmas que seducen corazones.
Contemplo ahora el río de la
vida
y acerco mi tesoro hasta mi
pecho
por sentir su latido, su
murmullo,
por sentir la caricia de su
aliento.
Aguardo la llegada de la
aurora,
el fulgor que destierre las
tinieblas,
pero el tiempo su paso ha
detenido
mientras de mí se burlan las
estrellas:
“Nada eres y eres todo. Ese
camino
que escogiste te lleva sin
remedio
a un engañoso sueño, a esa
colina
donde crees que brota el
mismo cielo.”
Imagen: Laurits Andersen Ring, Efter
solnedgang, 1899.
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