Uno
y uno no son dos
Uno y uno no son dos, uno y
uno
es uno, es decir, yo mismo,
ya que
cuando uno habla de uno
habla de sí mismo.
Y este uno que habla de uno
ha decidido
irse de uno, salir a los
caminos
solo para empaparse con la
lluvia
y nunca más volver a casa de
uno.
Lo que no tengo claro es si
este que huye
es el de carne y hueso o es
el de aire
y de vana esperanza.
Imagen: Edouard-Henri-Théophile
Pingret, Chang y Eng, los gemelos siameses, 1836.
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