Deseando morir, estoy
rendido
a esta vida inmortal con
quien peleo,
mal se me cumplirá ningún
deseo
si el de morir aún no se me
ha cumplido.
Yo, de la muerte pretensor,
perdido
de mi solicitud el tiempo
veo,
si no es que como tal vida
poseo
en ella viene lo que yo he
pedido.
Oh muerte, tantos años
pretendida,
que has de venir después de
haber gastado
en esta pretensión toda la
vida.
Entonces poco te estaré
obligado,
pues vendrás perezosa y
divertida
más que por mí para cumplir
el hado.
Imagen: Jean-Francois
Millet, La muerte y el leñador, 1859.
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