Cánsase
el poeta de la dilación de su esperanza
¡Tanto mañana, y nunca ser mañana!
Amor se ha vuelto cuervo, o se me antoja,
¿en qué región el sol su carro aloja,
de esta imposible Aurora tramontana?
Sígueme inútil la esperanza vana,
como nave zorrera, o mula coja,
porque no me tratara Barbarroja,
de la manera que me tratas, Juana.
Juntos Amor y yo buscando vamos
esta mañana; ¡oh dulces desvaríos!
siempre mañana, y nunca mañanamos.
Pues si vencer no puedo tus desvíos,
sáqueme cuervos de estos verdes ramos
los ojos, pero no, que son los míos.
Imagen: George Frederic Watts, Hope, 1886.
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