jueves, 4 de junio de 2015

BRATUMIL KOSTKA










Metempsicosis

Hace ya mucho tiempo fui un caballo
y aprendí a comer hierba
y a beber agua a cuatro patas,
un hábito que aún conservo.
Más tarde fui poeta y escribí muchos versos;
debieron ser muy malos
porque fui luego grillo y después un verdugo.
Incluso fui Platón a pesar suyo.
Pero tal vez la vida más feliz
fue aquella que viví siendo tu gato
y contigo vivía y dormitaba
en tu regazo y nada era más placentero
que el constante contacto de tus suaves caricias.

He ido por esta vida pasando de un cuerpo
a otro, de la consciencia a la inconsciencia,
de la tierra a las nubes, del desierto
al fango, del palacio a la choza miserable.
Lo único que no cambia en esta historia
es el nombre, mi nombre.
Fuese un grillo, un caballo, un verdugo, un poeta,
el nombre es siempre el mismo: Ser, ser vivo
siempre entregado a ti,
que alguna vez fue tú, que te conoce,
que vive en ti sin que lo sepas
y que a ti volverá tras de la muerte.


Traducción de Alberto Dorado.

Imagen: Pieter Fris, Orfeo y Eurídice en los infiernos, 1652.

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