viernes, 19 de junio de 2015

PEDRO DE QUIRÓS










Ruiseñor amoroso, cuyo llanto
no hay roble que no deje enternecido,
¡oh, si tu voz cantase mi gemido!,
¡oh, si gimiera mi dolor tu canto!

Esperar mi desvelo osara tanto,
que mereciese por lo bien sentido
ser escuchado, cuando no creído,
de la que es de mi amor hermoso encanto;

¡qué mal empleas tu raudal sonoro
cantando al alba y a las flores bellas!
Canta tú, oh ruiseñor, lo que yo lloro.

Acomoda en tu pico mis querellas;
que si las dices a quien tierno adoro,
con tu voz llegarás a las estrellas.


Imagen: Ruiseñor, detalle de una pintura mural de Pompeya, S. I.


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