Al
sueño
¿Por qué, di, de mis ojos
sueño blando
los desvelados párpados no
pegas?
¿Por qué a mis miembros tus
licores niegas
si por el mundo los estás
regando?
De mí, porque te invoco vas
volando
y a quien menos te busca más
te llegas;
bien claro el arte de tus
obras ciegas
con castigo cruel me va
mostrando.
Si oscuridad procuras, ¿qué
tiniebla
como mis ojos? Si el
silencio estrecho,
su imagen son, sin dedo, mis
dos labios:
llega que alcázar te dará mi
pecho,
gruta será mi herida, mi
amor niebla,
mi llanto humor, ministros
mis agravios.
Imagen: Carolus Duran,
L’homme endormi, 1861.
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