miércoles, 24 de junio de 2015

PEDRO ESPINOSA










Soneto sobre la belleza frágil y perecedera

Con planta incierta y paso peregrino,
Lesbia, muerta la luz de tus centellas,
llegaste a la ciudad de las querellas,
sin dejar ni aun señal de tu camino.

Ya el día, primavera y sol divino,
de tus ojos, tu labio y trenzas bellas,
dieron al agua, al campo, a las estrellas,
luz clara, flores bellas, oro fino.

Ya de la edad tocaste tristemente
la meta, y pinta tu vitoria ingrata
con pálida color el tiempo airado.

Ya obscurece, da al viento, vuelve en plata,
de los ojos, del labio, de la frente,
el resplandor, las flores, el brocado.


Imagen: Anónimo, Vanitas, S. XVIII.


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