Dice
el mes que se enamoró
Érase el mes de más hermosos días,
y por quien más los campos entretienen,
señora, cuando os vi, para que penen
tantas necias de amor filaterías.
Imposibles esperan mis porfías:
que, como los favores se detienen,
vos triunfaréis cruel, pues a ser vienen
las glorias vuestras y las penas mías.
No salió malo este versillo octavo;
ninguna de las musas se alborote
si antes del fin el sonetazo alabo.
Ya saco la sentencia del cogote;
pero, si como pienso, no le acabo,
echárale después un estrambote.
Imagen: Karl Fredrik
Nordström, Campo de avena en Grez.
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