Mi lengua va por do el dolor
la guía;
ya yo con mi dolor sin guía
camino;
entrambos hemos de ir con
puro tino;
cada uno va a parar do no
querría;
yo, porque voy sin otra
compañía,
sino la que me hace el
desatino;
ella, porque la lleve aquel
que vino
a hacerla decir más que
querría.
Y es para mí la ley tan
desigual,
que aunque inocencia siempre
en mí conoce,
siempre yo pago el yerro
ajeno mía.
¿Qué culpa tengo yo del
desvarío
de mi lengua si estoy en
tanto mal,
que el sufrimiento ya me
desconoce?
Imagen: Gustave Courbet,
Autorretrato (Le désespéré), hacia 1844.
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