lunes, 9 de noviembre de 2015

BLANCA SORIA










Tarde de mayo

El cielo lentamente va cambiando
el azul por el gris de la tormenta.
Cesaron los arpegios de las aves,
el rayo y el relámpago resuenan.

Ahora que la noche nos visita
en la tarde de mayo cenicienta
que a principio de otoño se parece
se vuelve más pesada la tristeza.

Se va llevando el viento las palabras
que dejamos encima de la mesa
y el alma se retira pensativa
a su alcoba debajo de la tierra.

Y la tarde declina sin remedio.
Tarde sin corazón, sin sangre, muerta.


Imagen: Martin Johnson Heade, Approaching Thunder Storm, 1859.



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