Soledad
Ahora es Soledad, en vez de
Sueño,
la que viene de noche a
sentarse a mi lado en la cama.
Como una nena cansada me
acuesto a esperar sus pasos,
la veo cómo sopla suavemente
la vela y se sienta
inmóvil, ni muy a la
izquierda ni muy a la derecha.
Se da vuelta y, exhausta,
exhausta, cabecea.
Ella también está vieja;
ella también supo dar pelea.
Por eso va coronada de
laureles.
En la oscuridad triste la
marea baja lenta
a dar contra una costa
insatisfecha, estéril.
Sopla un viento
extraño...después, el silencio. Me conformo
con acercarme a Soledad,
darle la mano
y aferrarme a ella,
esperando, hasta que la tierra estéril
se colme de la atroz
monotonía de la lluvia.
Versión de Sandra Toro.
Imagen: Georges de La Tour, La Madeleine à la veilleuse (detalle), hacia 1643..
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