jueves, 8 de septiembre de 2016

FRANCISCO TRILLO Y FIGUEROA










Despreciando la fortuna

Dichoso aquél a quien la amarga muerte
no tronca el tiempo de sus dulces años,
y aquel que no alimenta desengaños
con el cebo engañoso de la suerte.

Dichoso -si hay alguno- aquél que advierte
su riesgo al resplandor de los extraños,
y aquel que, mariposa a los engaños,
entre las llamas el ardor advierte.

Dichoso el que con vuelo reposado
a la cumbre se acerca fatigable
de la alta ruina a que el honor aspira,

y mucho más aquél que, retirado
vive de la fortuna incontrastable,
limando con su paz su cruel ira.



Imagen: Carl Gustav Carus, Pilger im Felsental, 1820.




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