viernes, 23 de septiembre de 2016

GEORGE MEREDITH










Endecha en el bosque

Mece el viento a los pinos
y, en la tierra, ni un hálito
de este aire de selva:
todo está en calma, como los musgos que relucen
en el suelo, o dispersos en la línea
de las raíces. Suelta
el pino ya sus frutos sazonados,
que, como bajo el mar, inmóviles se quedan.
Pero encima, muy alta,
en su carrera lánzase la vida,
y la nube persigue a la nube.
Y seguimos nosotros,
caemos como el fruto de aquel árbol;
aun nosotros, nosotros:
de igual modo nos vamos.

Traducción de Mariá Manent.


Imagen: Ivan Shishkin, Bosque de pinos en Livogo, 1895.



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