No sé ya cuánto tiempo hace
que un día, bajo este árbol,
el tiempo se plegó como un
pañuelo
y una puerta se abrió por
donde pude
escrutar lo sabido de
antemano.
Quiero decir aquello que
ocurriese
antes de ser lo que era,
antes incluso
de abandonar el vientre de
mi madre.
La luna pensativa en la
colina,
el incendio en la noche de
difuntos,
un disparo en el día de Año
Nuevo
y la mesa servida por mi
abuela
eran piezas de un puzle
que tuve que ir reconstruyendo,
sombra tras sombra,
para escribir ese paisaje
que parece algo mío
y puede concernirme.
Traducción de Casimiro
Ropero.
Imagen: Emilie Mediz
Pelikan, Lärche und Alpenrosen, 1900.
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