martes, 20 de septiembre de 2016

CECIL WENTWORD










No sé ya cuánto tiempo hace
que un día, bajo este árbol,
el tiempo se plegó como un pañuelo
y una puerta se abrió por donde pude
escrutar lo sabido de antemano.
Quiero decir aquello que ocurriese
antes de ser lo que era, antes incluso
de abandonar el vientre de mi madre.
La luna pensativa en la colina,
el incendio en la noche de difuntos,
un disparo en el día de Año Nuevo
y la mesa servida por mi abuela
eran piezas de un puzle
que tuve que ir reconstruyendo,
sombra tras sombra,
para escribir ese paisaje
que parece algo mío
y puede concernirme.



Traducción de Casimiro Ropero.


Imagen: Emilie Mediz Pelikan, Lärche und Alpenrosen, 1900.



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