sábado, 3 de septiembre de 2016

ROSARIO BECERRA










Devuélveme el rosario de mi madre

Me pides sin cesar que te devuelva
cuanto me regalaste estando juntos
igual que si me hubieses concedido
los tesoros del Alto y Bajo Egipto.
¿Y qué he de devolverte? Hazme una lista
pues nada que recuerde me obsequiaste.
¿Acaso esa nereida de resina
comprada en una tienda de los chinos
con el fin de “alegrar el aire triste”,
según tú, textualmente, de mi casa?
¿Acaso aquel pañuelo palestino
que dijiste que estaba tan de moda
y que nunca me puse por vergüenza?
Ni que el rosario de tu madre fuesen.
Muy pobres cosas son, cosas pequeñas,
cosas sin importancia, inanes cosas
como la mezquindad que te define
pues no fuiste capaz de dar siquiera
una pizca de amor, corazón seco.
Pues bien, cógelas, ven por tus cosas
o si no su destino, como tú,
ha de ser la basura.



Imagen: Giuseppe Cesari, La expulsión de Adán y Eva (detalle).





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