Espinas
cuando nieva
Suéñame suéñame aprisa
estrella de tierra
cultivada por mis párpados
cógeme por mis asas de sombra
alócame de alas de mármol
ardiendo estrella estrella entre mis cenizas
Poder, poder al fin hallar
bajo mi sonrisa la estatua
de una tarde de sol los
gestos a flor de agua
los ojos a flor de invierno
Tú que en la alcoba del
viento estás velando
la inocencia de depender de
la hermosura volandera
que se traiciona en el ardor
con que las hojas se vuelven hacia el pecho más débil
Tú que asumes luz y abismo
al borde esta carne
que cae hasta mis pies como
una viveza herida
Tú que en selvas de error
andas perdida
Supón que en mi silencio
vive una oscura rosa sin salida y sin lucha
Imagen: Giulio Aristide
Sartorio, La Sirena, 1893.
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