martes, 14 de junio de 2016

LI PO










Por la mañana chapoteo en un morado mar de lino.
Por la noche, me envuelvo en nubes rojas.
Cojo una rama del divino árbol
y abanico con ella al sol poniente.
Tendido en una nube recorro el universo.
Tengo mil años y mi cara está tersa como el jade.
Ingrávido, flotando en un mundo muy alto e infinito,
me prosterno y saludo al rey del cielo.
Me llama a sí y me manda visitar sus sagrados imperios
y me ofrece un transparente líquido en una taza de jade.
El ágape ha durado dos mil años del calendario humano.
¿Para qué tornar ya al país donde nací?
No: siempre he de seguir al viento que no cesa,
navegaré sin rumbo y a placer por el vacío de los cielos.



Traducción de Marcela de Juan.

Imagen: Hans Thoma, Juni.



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