Soneto
146
Oh pobre alma, centro de mi
tierra culpable,
por guarnición rebelde
escarnecida,
¿por qué penas por dentro, y
sufres hambre, y pintas
alegres, a tal costa, tus
externas murallas?
¿Por qué tan alto precio para tiempo tan breve
pagas en tu mansión, que
pronto se marchita?
¿Acaso los gusanos, ese
exceso heredando,
no nutrirá tu bien? ¿Es tal
el fin del cuerpo?
Vive, pues, alma mía, de lo
que tu sirviente
pierda; deja que sufra y acrezca
tu tesoro;
vendiendo horas de escoria,
compra dones divinos;
ten íntimo alimento sin la
riqueza externa:
te nutrirá la Muerte, que
del hombre se nutre,
y, muerta ya la Muerte, el
fallecer se acaba.
Traducción de Mariá Manent.
Imagen: Girolamo Savoldo,
María Magdalena, hacia 1540.
No hay comentarios:
Publicar un comentario