Un
cementerio en el sur de Escocia
A un lado limitado por los
hombres,
y al otro por profunda sima,
donde
discurre un espumoso
riachuelo,
se extiende un cementerio.
Allí la liebre duerme sin
cuidados,
y los Elfos, según los ojos
crédulos,
a la luz de la luna
bailotean.
No quedan ya vestigios de
aquellarre
ni de iglesia, mas siguen
deslizándose
hasta allí las personas
afligidas
a llorar con angustia y
suavemente
su oración a los vientos y a
las nubes.
No hay tumbas altaneras;
solo vense
entre la verde hierba, a ras
del suelo,
estatuas esculpidas
rudamente
de caballeros que en los
viejos tiempos
los humildes honraron. Y no
es triste
el conjunto, si el alba
soleada
incide sobre el césped
estrellado
y en los arbustos próximos
resuena
de primavera el coro
jubiloso.
Traducción de Ramón
Sangenís.
Imagen: Jacob van Ruisdael, The Jewish Cemetery, hacia 1654.
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