miércoles, 10 de febrero de 2016

THOMAS HARDY










Velada de estío

Con mano distraída, corté un tallo
de perejil y soplé hacia la luna:
no pensé que llegaran los espíritus
con inciertas pisadas, al compás de mi música.

Eché a andar y me hinqué de rodillas, y como
para beber, hundí la mano en el arroyo,
y una vaga figura pareció que se erguía
junto a mí, con la triste mirada de los muertos.

Murmuré rudos versos, como el azar quería,
sin pensar lo que fueran mis palabras:
y una voz, al oído, contestóme
con un verso más dulce.

Traducción de Mariá Manent.


Imagen: Eilif Peterssen, Noche de verano, 1886.


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