Postal
de otoño con lluvia
Qué ordenado desorden el de
otoño.
Las nubes ebrias, pájaros
azules,
los muertos que caminan sin
destino,
flores tardías, frutos que
rezuman.
Qué ordenado desorden el de
otoño.
Breve el día, la tarde tan
intensa,
la noche envenenada y un
aroma
que aroma sus estancias
moribundas.
Hay lluvia en las ventanas
de la tarde
y gritos en su vientre
ceniciento.
Las ráfagas sin nombre
canturrean
empapando lo nombres
conocidos,
llevándose hasta el río,
calle abajo,
los huesos calcinados de la
luz.
Bajo el cielo no hay cielo,
solo andrajos.
Qué cielo tan amargo. Acre su música.
Imagen: Gustave Caillebotte,
L'Yerres, pluie, 1875.
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