¡Cómo de entre mis manos te
resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad
mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh
muerte fría,
pues con callado pie todo lo
igualas!
Feroz, de tierra el débil
muro escalas,
en quien lozana juventud se
fía;
mas ya mi corazón del
postrer día
atiende el vuelo, sin mirar
las alas.
¡Oh condición mortal! ¡Oh
dura suerte!
¡Qué no puedo querer vivir
mañana
sin la pensión de procurar
mi muerte!
Cualquier instante de la
vida humana
es nueva ejecución, con que
me advierte
cuán frágil es, cuán mísera,
cuán vana.
Imagen: Maestro IAM de
Zwolle, Alegoría de la fugacidad de la vida, hacia 1485.
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