Como
Hansel y Gretel
Todo cuanto empezó
termina aquí.
El final de un camino en un
bosque
oscuro, impenetrable y
silencioso
en mitad de una noche aún
más oscura.
¿Dónde ir? Obligados a
desandar
el camino los dos de la mano
para no perdernos.
Unidos a pesar del frío.
Unidos a pesar de la
distancia.
Este contacto nada dice
de una emoción pasada, de un
temblor
en el alma que pueda
cuantificarse
o medirse o pesarse, solo el
contacto
tranquilizante que atenúa el
miedo.
De la mano tú y yo otra vez,
perdidos
como siempre estuvimos,
perdidos
sin que supiéramos que
estábamos perdidos,
Un bosque oscuro, un bosque
cerrado
en torno a nuestro miedo, al
temor
de no hallar el camino de
vuelta,
el camino que lleve
al momento anterior a
conocernos,
cuando éramos tú y yo sin yo
ni tú,
perdidos como ahora en un
bosque oscuro,
a pique de encontrar en un
claro la casa
donde aguarda la pérfida
bruja
con el horno encendido,
preparada la mesa con el
mantel de las fiestas,
dispuesta a devorarnos.
Traducción de Simeón
Solórzano de la Cruz.
Imagen: Arthur Rackham, Hansel y Gretel, 1909.
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